La Ing. Forestal Mariana Horlent, especialista en imágenes satelitales y delegada de ATE en la Comisión Nacional de Actividades Espaciales (CONAE), alertó sobre la crítica situación que atraviesa el organismo espacial argentino y advirtió sobre las consecuencias del desfinanciamiento en un sector estratégico para la soberanía nacional.
En diálogo con medios salteños, Horlent detalló que la CONAE ha perdido casi un 14% de su planta de personal desde 2023, mientras que la empresa VENG, vinculada al organismo, perdió alrededor del 20% de sus trabajadores. “Mucha gente decidió irse, sobre todo los perfiles más técnicos del lado de la ingeniería o de sistemas. Muchos con pesar se han ido porque no querían dejar la CONAE”, expresó.
La situación es particularmente grave en el caso del ARSAT-3, un satélite de comunicaciones que tiene un 61% de avance y se encuentra paralizado. “La situación actual es prácticamente de parálisis porque no están activos los proyectos”, señaló la delegada sindical.
Horlent enfatizó que Argentina es uno de los pocos países del mundo con capacidades espaciales completas. “Somos muy pocos los países que podemos tener casi el ciclo completo del ciclo espacial. Tenemos capacidades que se han ido acumulando a lo largo de más de 50 años, y es terrible ver cómo se pierden”, advirtió.
La especialista explicó que el conocimiento tecnológico no se recupera fácilmente: “Este tipo de tecnologías son desarrollos de personas que entienden, que conocen, que estudian, y que finalmente cuando se van se llevan todo ese conocimiento. No es tan fácil el reemplazo”. Según sus estimaciones, recuperar las capacidades perdidas podría demandar entre cinco y diez años.
Actualmente, Argentina cuenta con dos satélites SAOCOM en órbita, que utilizan tecnología de radar de punta para analizar la humedad del suelo y proveer información sobre la superficie terrestre. “Es un tipo de satélite que prácticamente no tiene ningún otro país”, destacó Horlent.
“Tener información propia sobre la superficie terrestre, así como tener nuestros propios satélites de comunicación, nos da autonomía, nos da poder de decisión”.
Más allá del éxodo de trabajadores calificados, Horlent alertó sobre problemas estructurales: “Hoy estamos con serios problemas de infraestructura, de servidores, de computadoras, y está en peligro la operación cotidiana de los satélites que están en vuelo. Nos estamos quedando con tecnología obsoleta y con muy poca gente”.
La delegada cerró con un llamado a repensar el rol estratégico del sector: “Esperemos que esta situación realmente pueda cambiar y poder pensar tanto las actividades espaciales como el rol que tiene que tener el Estado de cara a la sociedad”.






